lunes, 12 de julio de 2010

Poco despuès me quede tirada en la cama, resignada a que el dolor hiciera acto de presencia. Resultó algo atroz Tenía la sensación de que me habían practicado una gran abertura en el pecho a travéz de la cual me habían extirpado todos los principales órganos vitales y me habían dejado allí, rajada, con los profundos cortes sin curar  y sangrando y palpitando a pesar del tiempo trancurrido. Racionalmente sabía que mis pulmones tenían que estar intactos, ya que jadeaba en busca de aire y la cabeza me daba vueltas como si todos esos esfuerzos no sirvieran de nada. Mi corazón también debía seguir latiendo, aunque no podía oír el sonido de mi pulso en los oídos e imaginaba mis manos azules por el frío que sentía. Me acurrucaba y me abrazaba las costillas para sujetármelas. Luché por recuperar el aturdmiento, la negación, pero me elúdia.
Estoba alerta, sentía el sufrimiento, aquél vacío doloroso que irradiaba de mi pecho y enviaba incontrolables flujos de angustía hacia la cabeza y las extremidades. Pero podía soportarlo. Podría vivir con él. No me parecía que el dolor se hubiera debilitado con el transcurso del tiempo, sino que, por el contrario, más bien era yo quien me había fortalecido lo suficiente para soportarlo.

1 comentario:

  1. lloro, te amo y quiero a MI nati ♥ igual banco a esta♥ alalalla

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